Porque Carlos y Nuria lo tenían claro. Su objetivo era crear un espacio sorprendente y multifuncional, cercano y agradable, donde además de disponer de espacios privados de trabajo, pudieran ofrecer cursos de cocina en vivo.
El resultado fue un amplio espacio de acceso y recepción, que más parece el salón de un hogar, desde donde cada detalle sorprende. Y como núcleo central, una gran cocina abierta visible desde cada ángulo.
El estilo elegido tampoco era el habitual para este tipo de negocio. Un aire industrial, sencillo y acogedor fue la premisa de partida para desarrollar el proyecto. Tonos ocre, materiales cálidos, texturas naturales, combinados con el frío metal y el ladrillo. Una adptación del loft industrial donde predominan los amplios espacios diáfanos y un estilo versátil, neutro y con carácter.