Esta vivienda, situada en pleno Ensanche de Valencia y con vistas privilegiadas al cauce del Turia y al Palau de la Música, renace tras una reforma que busca potenciar su luz, su amplitud y su carácter. El corazón de la casa es un gran espacio común donde cocina, comedor y salón se integran en una misma atmósfera abierta y serena, pensada para disfrutar de la vida cotidiana sin límites ni barreras visuales.
Los materiales han sido seleccionados para transmitir calidez y sofisticación. El pavimento de madera colocada en espiga recorre toda la vivienda y aporta ritmo y continuidad, mientras que los baños combinan porcelánicos efecto mármol con carpinterías y mobiliario a medida en madera natural, creando ambientes luminosos y envolventes.
En las zonas más representativas, los detalles originales como molduras y rosetones se han restaurado y destacado, recuperando la esencia refinada de las viviendas clásicas del Ensanche.
Con cuatro dormitorios y dos baños, la vivienda equilibra armonía estética y funcionalidad contemporánea. La intervención respeta la elegancia propia del inmueble, pero la actualiza con líneas limpias, tonos neutros y soluciones espaciales sencillas y acogedoras. El resultado es un hogar que mira a la ciudad con calma y estilo: sofisticado sin excesos, atemporal y lleno de vida.